Real:
Desearía con todas mis fuerzas no tener esta discapacidad que como algunos de vosotros sabéis incide en el equilibrio y también en la intelectualidad. Esto me impide realizar determinadas acciones como por ejemplo, colaborar en algunas tareas del hogar, manipular alimentos, comprender algunos ejercicios matemáticos, etc, etc.. Pero esta realidad es la que me ha tocado y actualmente estoy tratando de mejorar con el trabajo que estoy realizando.
Desde pequeño he realizado deporte. De hecho tengo contabilizados 500 kilómetros a gatas a raíz del método Doman de estimulación sensorial creado en Philadelphia.
Fuimos a obtener información a Madrid acerca de dicho método y cuando volvimos a Pamplona con las indicaciones que nos dieron, comenzamos a realizarlo tanto en el pueblo como en Pamplona. Con la ayuda de mis aitas y con mi esfuerzo poco a poco fui avanzando. Primero colocábamos unas colchonetas en el suelo para dar volteretas en todas las direcciones, giros y demás ejercicios que me iban estimulando hasta que un día decidimos intentar caminar. Mis aitas me sujetaban para que mantuviera el equilibrio y de esta manera dar pequeños pasos hasta que al cabo de varios años pudiese caminar sin ayuda.
Volviendo a la cruda realidad, quisiera que en el mundo no existiesen injusticias ni nada parecido, pero por desgracia el mundo no es de esta manera.
Imaginario:
Viviría en Hawái en una vivienda espaciosa siendo solidario con las personas más desfavorecidas creando una ONG para éste colectivo y para las personas con discapacidad. Ejercería de monitor de sala en un gimnasio enseñándoles los distintos ejercicios que pudiesen ejecutar. Naturalmente no todos podrían realizarlos, ya que algunos posiblemente tendrían algún tipo de impedimentos; o no. Quién sabe.
Les dedicaría a ellos buena parte de mi tiempo, y como complemento acudiríamos a las competiciones deportivas para que viesen el ambiente y probasen alguna disciplina.
Viajaríamos por todo el mundo para culturizarnos además de disfrutar de aspectos relativos a la gastronomía, al paisaje, los diversos comportamientos que hay en el mundo, sin olvidarnos de las visitas correspondientes a los familiares y amigos que posiblemente estarían al otro lado del charco.
Durante mi estancia en la isla de Hawái haría amistades y procuraría aprender diferentes idiomas.
Debido a esta nueva pandemia del Coronavirus que está azotando a todo el planeta, me he visto sorprendido en la isla de Hawái, así que estoy haciendo todo lo posible por mantenerme ocupado trabajando en el ordenador redactando escritos, leyendo la prensa, manteniéndome en contacto con mis alumnos, etc, etc.
Por suerte antes del confinamiento conseguí material deportivo; pesas rusas, una cinta de correr, barra de dominadas, etc. De esta manera me mantengo activo sin desatender los preparativos correspondientes de unas tablas de entrenamiento para que mis alumnos las puedan ejercitar en sus casas y así cuando lleguen los días de volver al gimnasio estar en un estado óptimo.
Esta sería aproximadamente mi vida tanto real como imaginaria.
Saludos.