viernes, 13 de marzo de 2015

El tío de la sauna

            El tío de la sauna es un hombre gordito, peludo y barbudo que está en las saunas de los gimnasios, y que no entabla ningún tipo de conversación con nadie. Da igual que le hables del tiempo o de cualquier otro tema que él no te va a responder.

             Tú entras en la sauna y ves como este personaje impone un gran respeto. Tú quieres conversar con él, pero aunque lo intentes de cualquier manera, él no te va a dejar porque vive en su mundo. Parece que esté todo el día amargado. Es una cosa por demás. Tiene una mirada un tanto penetrante que te da pavor entrar en la sauna.

            Aunque tú quieras entrar primero, él siempre se va a anticipar y te va a poner contra las cuerdas. Si quieres  presentarte; hola, me llamo Jon y soy de Pamplona, él no se inmuta. Se mantiene frío como las gambas. Es un hombre extraño. Sales atemorizado de la sauna y te preguntas; ¿Qué mosca le habrá picado? Es una situación embarazosa, verdad? Tampoco sería de extrañar que estuviera un poco adormilado, ya que el calor de las saunas de los gimnasios te deja un poco aplatanado, pero tampoco creo que éste sea el motivo. Él sigue fresco como una lechuga.

         Vuelves al día siguiente y quieres entrar de nuevo. Ahí está el tío amargándote la vida. No te deja estar ni un día relajado en la sauna. Hay que ver eh? Mañana va y mañana viene. Esto es muy estresante. En vez de estar a gusto, totalmente calmado, te ves en una situación de ahogo. Creo que sudas más por la tensión que por el calor de la propia sauna.  Entras de nuevo y ves al tío mareado, por los suelos, en una situación extrema, y le preguntas: ¿Qué te ha ocurrido? Él de repente te suelta un chillido inhumano que te deja el cerebro hecho puré de patata, los oídos chiripitiflaúticos y turulatos, y el resto del cuerpo tembloroso durante una semana.

         Y aquí va mi consejo: Nunca le tengáis miedo al tío de la sauna porque no os va a hacer nada. Y si teméis que os lo haga, le decís: eh, tío de la sauna, el que se enfada se tiene que desenfadar, así que te merece más la pena hacer amigos que enemigos. Y ahora me meto en la sauna sin ningún miedo. Entablamos conversación y somos tan amigos. Uff, que alivio. 

         Espero que os guste esta historia que os he contado.


Hasta pronto.