Dicen las malas lenguas que en el barrio de
Brujerias de la localidad de Murgadiente vivían una madre y un hijo. La madre
de 80 años se llamaba Erestilda y necesitaba ayuda de su hijo pues ella no se
podía valer por sí misma.
El hijo que tenía aterrorizado a todo
el barrio se llamaba Andrés Perez y tenía una grave enfermedad, y es que desde
hace tiempo le diagnosticaron Esquizofrenia; diagnóstico
psiquiátrico que se utiliza para personas con un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizado a menudo por conductas que
resultan anómalas para la comunidad, falta de percepción de la realidad,
alteraciones en la percepción o en la expresión de la alteración de la realidad. La esquizofrenia causa además un cambio mantenido en varios aspectos del
funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia
de realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en
especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas
motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social. Entre los
síntomas frecuentes están las creencias falsas, un pensamiento poco definido o
confuso, alucinaciones auditivas, reducción de las actividades de relación y de
la expresión de emociones, e inactividad. (Wikipedia)
El joven tenía que tomar los
medicamentos necesarios para que su anomalía no empeorase, pero por más que su
madre moribunda le insistiera que se tomara las pastillas, él no se las tomaba.
Un día él estaba troceando un rico conejo con la sierra mecánica mientras
su madre estaba esperando en la mesa. De pronto Andrés cogió la sierra y sin
piedad hizo pedazos a su madre Erestilda separando la cabeza del cuerpo. La sangre
salía a chorro por todos los sitios. Hasta el techo llegaban las salpicaduras.
Fue una gran masacre la que se vivió en la casa donde vivían Andrés y su madre.
Los vecinos escandalizados por lo ocurrido llamaron a la policía para que
investigaran el asesinato hallando los dos cadáveres, pues Andrés se
quitó la vida después de dicho asesinato.
Años más tarde se puso
en venta la casa y una pareja estaba interesada en comprarla.
Luis, el conserje les
enseñó la casa, pero al ver que nadie la compraba les asaltó una pregunta: ¿y
cómo es que nadie ha comprado esta casa durante 15 años?
El conserje les desveló
el secreto, y es que hace años se produjo un asesinato en esta casa. Entonces
Luis les contó toda la historia. La masacre ocurrió en la cocina. Los
compradores estuvieron atentos a lo dicho por Luis.
Mariví, mujer de Ricardo
se puso en un extremo de la mesa y Luis el conserje en el otro. Empezó la
historia. “En esta casa vivía un hijo y su madre. “El hijo que tenía la grave
enfermedad de la Esquizofrenia estaba troceando un conejo con la sierra mecánica con la cual degolló a su querida madre indefensa separando su cuerpo de la
cabeza” “Poco después él se quitó la vida”
Pero no se preocupen les dijo el
conserje al feliz matrimonio que iba a comprar la casa. Las manchas de sangre
del techo se arreglan con una capa de pintura, y las del suelo utilizando
productos de limpieza.
La feliz pareja pensó largamente qué hacer. Y es que la casa no tenía luz, estaba a oscuras. Estaba
hechizada por el demonio que hizo la auténtica masacre. Tenían cierto temor por
si les aparecía su espectro en la casa.
Finalmente el matrimonio no
tuvo valor de comprarla, ya que si de esta manera el demonio hacía acto de
presencia se los llevaría con él.
Hicieron bien en no comprar
la casa. En caso contrario menudo susto se podrían haber llevado. No querían
espíritus malvados ni espectros extraños vagabundeando por casa.
Hasta otra.