El tío de la sauna es un
hombre gordito, peludo y barbudo que está en las saunas de los gimnasios, y que
no entabla ningún tipo de conversación con nadie. Da igual que le hables del
tiempo o de cualquier otro tema que él no te va a responder.
Tú entras en la sauna y ves como este personaje impone un
gran respeto. Tú quieres conversar con él, pero aunque lo intentes de cualquier
manera, él no te va a dejar porque vive en su mundo. Parece que esté todo el
día amargado. Es una cosa por demás. Tiene una mirada un tanto penetrante que te
da pavor entrar en la sauna.
Aunque tú quieras entrar primero, él siempre se va
a anticipar y te va a poner contra las cuerdas. Si quieres presentarte; hola, me llamo Jon y soy de
Pamplona, él no se inmuta. Se mantiene frío como las gambas. Es un hombre extraño.
Sales atemorizado de la sauna y te preguntas; ¿Qué mosca le habrá picado? Es una
situación embarazosa, verdad? Tampoco sería de extrañar que estuviera un poco
adormilado, ya que el calor de las saunas de los gimnasios te deja un poco
aplatanado, pero tampoco creo que éste sea el motivo. Él sigue fresco como una
lechuga.
Vuelves al día siguiente y quieres entrar de nuevo. Ahí está
el tío amargándote la vida. No te deja estar ni un día relajado en la sauna.
Hay que ver eh? Mañana va y mañana viene. Esto es muy estresante. En vez de
estar a gusto, totalmente calmado, te ves en una situación de ahogo. Creo que
sudas más por la tensión que por el calor de la propia sauna. Entras de nuevo y ves al tío mareado, por los
suelos, en una situación extrema, y le preguntas: ¿Qué te ha ocurrido? Él de repente
te suelta un chillido inhumano que te deja el cerebro hecho puré de patata, los
oídos chiripitiflaúticos y turulatos, y el resto del cuerpo tembloroso durante
una semana.
Y aquí va mi consejo: Nunca le tengáis miedo al tío de la
sauna porque no os va a hacer nada. Y si teméis que os lo haga, le decís: eh, tío
de la sauna, el que se enfada se tiene que desenfadar, así que te merece más la
pena hacer amigos que enemigos. Y ahora me meto en la sauna sin ningún miedo. Entablamos
conversación y somos tan amigos. Uff, que alivio.
Espero que os guste esta historia que os he contado.
Hasta
pronto.
Cuanta imaginación tienes Jon :)
ResponderEliminarY tú que atento eres Gonzalo. Gracias.
ResponderEliminarun saludo
ME HE REIDO UN BUEN RATO.
ResponderEliminarMUY BUENO JON.
Gracias Benja.
EliminarMuy gracioso, ingenioso, divertido y entretenido. "Fresca como la lechuga" jejejejee
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