Lunes 6 de febrero del
2017
En una
ciudad al norte de Peristol nació un chico llamado Jack Mawender al cual sus
amigos lo apodaban “El machacante”.
Este chico les dijo a sus padres que quería emprender una
carrera fuera de la ciudad como director en una empresa como alto cargo. La
empresa era de deportes, y como a Jack le apasionaba tanto el deporte que quería
irse fuera, pero no sin el convencimiento de sus progenitores. Sus padres le
decían que primero tenía que formarse académicamente y que no se preocupara por
nada, pues el trabajo ya vendría.
Sí, les decía pero el trabajo hay que
buscarlo, pues no va a venir por sí solo, no os parece? Yo ya he encontrado mi
vocación y la quiero cumplir. “Quiero ser director en una empresa deportiva,
pero para eso hay que estudiar finanzas, y como tengo esta discapacidad, no se
sí podré hacerlo” pero a pesar de la discapacidad, Jack no tenía problemas con
las matemáticas.
No cesaba en el empeño, intentaba resolver los problemas
matemáticos y vaya si lo conseguía. Era un chico listo cuyo coeficiente
intelectual era alto y tenía una chispa impresionante a la hora de hacer las
tareas del hogar. Era feliz y no se sentía superior ni inferior a los demás. Era
un gran luchador.
Todos los días hacía un hueco para ir a entrenar duramente
al gimnasio. Por algo le llamaban y le llaman sus amigos “El machacante”, ya
que se machacaba y se machaca 2 horas cada día, menos los martes y domingos que
guardaba fiesta.
Un día estando él entrenando escuchó un ruido fino y extraño
que provenía desde una sala oscura: “Jaaaaaack, Ven hacia míii”
De repente, se apagaron las luces del gimnasio. Jack
atemorizado sale del complejo y no encuentra a nadie. Es como si una gran
fuerza hubiese congelado a toda la población. Todo permanecía a oscuras, no se
veía ningún alma. Las calles sin iluminación y si eso fuera poco el cielo no tenía
intención de despejarse. Todo era una penumbra. Jack muy asustado dejó el
entrenamiento y huyó a casa donde no halló ni rastro de sus padres.
Volvió al gimnasio y en una de las salas se encontró con una
mecedora que se movía sola impulsada por un alma que era nada más ni nada menos
que la propia figura de la muerte.
Ya no había vuelta atrás. La muerte le estaba esperando con
ansia para llevarle a su valle; “El valle de la muerte”. Jack no se dejó
intimidar y se enfrentó cara a cara con ella, pero no tuvo tiempo de demostrar
su valentía y su fuerza, ya que la muerte juega con las mentes más perversas y
consiguió fulminarle con sus rayos y centellas de ultratumba.
Ahora la población entera está en su lecho de muerte
jajajaja. Desacansa en paz.
¡¡Oye Jon vaya historias!! ¿Algún día harás alguna de humor?
ResponderEliminarPues sí Gonzalo. Así lo haré.
ResponderEliminarSaludos